LA PRIMERA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Y LA ACCIÓN PROFETICA DE JUAN PABLO II

 

Con el corazón lleno de alegría y en el marco del Año Santo de la Redención, partí con 9 jóvenes militantes de Madrid a Roma, para celebrar la primera Jornada mundial de la Juventud en el año 1984. Un viaje relámpago cuyo objetivo principal era estar en la Plaza de San Pedro para poder "ver" los actos del Domingo de Ramos. De los 9 participantes había un médico, un empleado de banca, dos maestros y cinco jóvenes estudiantes que representábamos a la Milicia de Santa María. Recuerdo como si fuese hoy la conversación mantenida por la Plaza de San Pedro. Me lanzaron a bocajarro: "¿Tú nunca has pensado que Dios puede que no haya existido?". Confieso que me agarró en frío y casi fuera de juego, pero sentí viva la ayuda el Espíritu Santo y respondí: "Claro, pues, casi todos los días. Pero fíjate, que ahora me reafirmo en mi fe. He estado rezando delante de la tumba de San Pedro, hemos visitado la basílica de San Pablo Extramuros, dos basílicas donde están enterrados dos apóstoles que conocieron a Jesús, y doy gracias al Señor por la fe; me digo qué grande es la iglesia que a pesar de tanta persecución sigue existiendo".

El Papa, el queridísimo Papa Juan Pablo II, en ese Domingo de Ramos creaba las Jornadas Mundiales de la Juventud.

De ese viaje, de los nueve, cinco decidieron entregar su vida a Jesucristo  en obras de la Iglesia. Y no me extraña, al constatar con qué alegría y fuerza nos habló ese Papa que ha sido una bendición para el mundo y para la Iglesia. Al instaurar las Jornadas Mundiales de la Juventud, de algún modo, se creó la denominada "generación Juan Pablo II".

Años más tarde, en el año 2000, nuevamente en Roma, pude participar también. Se me quedó grabada la frase de santa Catalina de Siena pronunciada con pasión por Juan Pablo II en la Vigilia. "Jóvenes si sois lo que tenéis que ser prenderéis fuego al mundo"

Cinco años después, en el 2005, asistí a Colonia, con la ilusión de vivir el lema programático: "Hemos venido a adorarle". Fue con Benedicto XVI y pude constatar que "antes  la gente iba  a Roma  a ver  a Juan Pablo II, pero hoy acude a escuchar a Benedicto". Dos caras de la misma moneda, pues los dos son Cristo que vive en cada uno de ellos. El viaje lo preparé con mucha alegría pero con sacrificio, lleno de vida y esperanza.

Ahora preparamos la vista del Papa a Madrid en este 2011. En el  Bernabéu, Juan Pablo II nos retó a vencer el mal con el bien, a ser nosotros mismos, sin dejaros manipular.

Estos encuentros me han ayudado decisivamente a crecer en mi fe, a animar a jóvenes a comprometerse con el evangelio donde Dios les ponga. No importa que sean sacerdotes, religiosos, padres de familia, lo que importa es ser santos, hacer la voluntad de Dios para ser felices y hacer felices al mayor número de personas. Siempre, y ahora más, el mundo será de quien ame más y lo demuestre mejor.

 

Juan Luis Benito Rodríguez-   ZAMORA   (España)

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